Prólogo
Todos saben lo que es vivir. Arrancas conociendo la luz desde el momento en que sales del vientre de tu madre, te encuentras con la excitación y la felicidad cuando eres niño y recibes ese regalo que tanto añorabas, enfrentas la decepción en la adolescencia en todos sus aspectos, las frustraciones y responsabilidades cuando eres adulto te golpean pero rápidamente son curadas por la satisfacción de sentirte realizado cuando llegas a viejo y vez con orgullo tu pasado. Pero ¿alguien realmente sabe lo que es estar muerto? Esa eterna y fría soledad putrefacta dentro de un ataúd o convertido en cenizas que vuelan fulgentes, o esta tortuosa “segunda oportunidad” que nos han otorgado a nosotros los vampiros.
Verdaderamente nadie más que los vástagos sabe lo que es la muerte. Nadie más que nosotros tiene derecho a condenarla, desearla o proclamarla. Somos esos en quienes las alas de la parca pueden reposar en paz y esa es la única verdad. Hasta los mas ingenuos “viven” preguntándose por qué nos tocó esta condena.
¿Vivir eternamente? No, nosotros morimos a cada instante, nos marchitamos y como castigo padecemos por una causa que desconocemos.
Pero es tiempo de darle un giro a la no-vida, convertirla en algo más que pasos agigantados hacia la nada uno tras otro, tras otro… eso cambia, a partir de ahora…
Ahora despierta mi querido Robin, el principio del fin esta próximo y no quiero que te lo pierdas…
Capítulo primero:
“la hora de la deshonra”.
Aún dormía cuando un repentino y apresurado “toc-toc” hizo tambalear la puerta de mi departamento. Me incorporé rápidamente abriendo el ataúd y con cansados pasos me dirigí a la entrada. Era Ringo con cara de que había perdido la vida un par de veces en el camino, me preocupe por su aspecto y sin dejarme que lo invitara a pasar, se adentró y ataco mi heladera como si un jugador de futbol americano tuviera delante a su contrincante con el balón en las manos –adelante, pasa –dije con tono irónico –siéntete como en tu casa mi desesperado amigo. –lo siento Robin –volteándose hacia mi con la boca ensangrentada de las 2 ó 3 bolsas de fluido que había tratado de ingerir a la vez –pero no como desde ayer en la noche y ningún ganado paso cerca como para chuparlo en un callejón, es lo único que se me ocurrió… -pero… el principado esta mucho mas cerca de tu refugio que mi casa ¿Por qué no pediste que te hicieran una “transfusión”? digo… no es que me moleste… –y levante una ceja y una pequeña mueca desganada se formo en mi cara –justamente… eso venia a contarte –soltó un suspiro y se desplomó en el sillón mas grande y cómodo de la sala.
-Aggie fue atacada hace unas horas… por suerte no sucedió nada grave salvo por los destrozos y un par de ghouls destripados no hay de que preocuparse…
En ese momento recordé mi extraño aunque premonitorio sueño donde una voz me hablaba sobre la vida y la muerte, llámenle percepción pero algo me decía que aquel mensaje onírico y lo que había pasado en el principado tenían algún tipo de conexión.
-deja que me ponga algo de ropa y vallamos al principado, hay algo que quiero hablar con Agatha.
Volví a mi habitación, me puse la camisa y la chaqueta, tome las llaves del auto y sin hacer ninguna parada nos dirigimos con “Double R” hacia el Eliseo.
En el camino, Ringo me contó detalladamente lo que pudo recordar ya que el hambre no le permitía prestar mucha atención. Me dijo que un grupo de tres individuos, aparentemente Sabbat, irrumpieron en el principado haciendo eclosionar a los ghouls que custodiaban la entrada como si fueran salchichas dentro del microondas (ciertamente tenia que usar ese asqueroso ejemplo) y se adentraron hacia la sala principal donde se encontraba Aggie (Agatha Gastelli es la princesa de la ciudad y única heredera de Gastelli Corporation, una gran empresa farmacéutica del país) y trataron de acabar con ella, por suerte Mateus estuvo ahí para incinerar vivos a dos de los agitadores pero la tercera que quedo viva, una mujer de pelo largo y negro, le advirtió sobre una gran guerra o algo por el estilo, que estaba por venir y sin mas ni mas, desapareció.
Al llegar al principado ví varias manchas de sangre salpicadas en la pared y unos cuantos sirvientes haciendo el trabajo sucio. Trate de no trastabillar con la escena y seguí mi paso firme con Ringo detrás mío. Double R (Ringo Raddäfick III) es un viejo colega que suele hacer sus misiones conmigo, es un gran camarada que ama la lucha y, aunque sea desagradable y tosco, es lo más cercano a un amigo que puedo tener.
Cuando llegamos a la habitación principal logré ver como uno de los lacayos abanicaba a una agotada Agatha postrada en su hermoso sillón de seda rojo, me había olvidado lo exagerada que podía ser. Un Mateus con actitud serena y contemplativa característica de su persona, se encontraba parado a un lado de la señorita Gastelli.
Ambos hicimos una reverencia y sin dejar que nos invitara tomamos asiento.
Buenas noches mis queridos compatriotas –recitó echándose hacia atrás y apartando al ghoul de nuestras vistas –al parecer nuestro musculoso amigo ya te ha informado del pequeño percance ¿no es así? –y miro a Ringo con un aire de superioridad clásico de ella –así es –contesté –me preocupó la situación y quise corroborar que todo estuviera bien, pero al parecer no fue mas que un poco de sangre derramada… –agradecida estoy a Mateus por la incondicional protección que me brinda –blasfemó interrumpiéndome –no se que hubiera sido de mi si no me estuvieras cuidando, gracias por tu absoluto apoyo –le acarició la cara y sin inmutarse dijo: solo hago mi trabajo.
Mateus era un viejo tremere que había estado con la familia de Agatha durante incontables décadas y cuando ella llego al poder el se había convertido en Sheriff de la ciudad, a pesar de su voraz eficacia a la hora del combate es un vampiro muy inteligente y arraigado a los acontecimientos del mundo vampírico.
Les comente sobre mi sueño y la relación que creía que había entre ello y lo acontecido en el capitolio, pero Aggie sólo río y dijo que se trataba de una coincidencia. Fue entonces que note como la gélida mirada de Mateus había dejado de vagabundear hacia la nada y se había posado sobre mí intrépidamente. Pidió permiso para retirarse y, cuando su madama le acepto la propuesta, giró y alejó su presencia. En el momento que Mateus desaparecía de escena su voz en mi cabeza resonaba con cautela:
“no sabes la relevancia que tu presagio trae a mi pesquisa, sigue soñando pero aun mas importante, sigue siendo así de descuidado”. En aquel momento no comprendí que había querido decirme, tampoco sabía que la hora de la deshonra había llegado a la ciudad y con ella un manto de desasosiego que cubría las almas aledañas y muy pronto se comería a todos muy lentamente.
Agatha nos pidió a Ringo y a mi que nos encargáramos de reclutar a un grupo de vástagos con la premisa de formar una elite de investigaciones para lo cual tenia destinada la exploración de las causas, antagonistas y repercusiones que lo ocurrido había traído a nuestra metrópoli. Me destino como líder de cuadrilla y acepte con la emoción de los viejos tiempos de cuando Aggie, Ringo y yo formábamos parte de esa casta de ingenuos subordinados. Indudablemente los viejos tiempos habían vuelto.
Era hora de poner manos a la obra y buscar soldados para desenmascarar la sangrienta fuerza de choque que se nos avecinaba.